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Sobretodo sedentario, el sargo se desplaza entre las aguas costeras desde los roquedos a las playas en función del estado de la mar. Los grandes ejemplares buscan la querencia de las grandes profundidades que les aseguran una relativa tranquilidad. Sólo se aproximan a fondos someros durante los temporales.

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El Sargo, hábitos y costumbres

El sargo es un buen nadador capaz de evolucionar cerca de las rocas batidas por el oleaje. Como la lubina, es un pez que a menudo se captura lanzando los cebos cerca o muy cerca.

Pez bentónico, permanece en el fondo en su proximidad inmediata aunque a veces se le puede ver cerca de la superficie prospectando para alimentarse de mejillones o lapas u organismos similares.

Pez de hábitos marcadamente crepusculares o nocturnos, permanece mucho tiempo en reposo al abrigo en alguna cavidad o guarecido entre las piedras.

Muy aficionado a los mejillones, el sargo también se alimenta de cangrejos, almejas, camarones, erizos de mar juveniles, anélidos, etc.

Tiene una diera variada, no es un cazador de por sí aunque en ocasiones ataca a peces vivos más por territorialidad que por depredación.

Pesca del Sargo a Fondo

Tener la suerte de pescar un sargo de buena talla, a partir de 3/4 de kilo, no es habitual. Son necesarias unas condiciones particulares: mar relativamente agitada con espuma o tener las cañas dispuestas en la madrugada durante una noche oscura.

Son estos momentos que los grandes sargos abandonan sus refugios a la búsqueda de alimentos.

Con mar agitada, cuando el azul de las aguas deviene blanco y turquesa, y en playas mixtas de rocas, posidonea y grava será el momento y el lugar para lanzar las cañas para intentar la pesca del sargo a fondo.

Se recomiendan utilizar cebos naturales como el llobarrero, la tita, el americano o el coreano jumbo. Sobretodo, que sean muy frescos y muy bien presentados.

Un cebo correctamente dispuesto representa una cierta garantía de éxito.

En general es mejor pescar con un montaje fijo: cameta con un sólo anzuelo de máxima calidad, ultra afilado y fuerte.

Como la dorada, el sargo tiene una mandíbula poderosa y dientes muy afilados.

Pescando con un montaje fijo -y sencillo-, a la que el pez tome el cebo, se clavará automáticamente gracias a la tracción  del plomo.

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