Anoche fue una noche de pesca para recordar, una de esas jornadas que quedan grabadas en la memoria de todo pescador. Decidi salir a pescar tarde, hacia las 23:30 o así. El objetivo era tocar algo de tinta, pescar algún calamar pues ya llevaba tiempo sin salir de pesca. Cuando llegué mi compañero y amigo del alma Fernando ya se encontraba en el pesquero tentándolos con la técnica de pesca eging. Pero el tiempo frío, húmedo y desapacible no acompañaba. Al final escogimos una zona que se encontraba bastante resguardada del viento, comenzamos a pescar y nada. Tras un buen rato rastreando a diestro y siniestro, cambiando señuelos a porrillo sin conseguir capturas, como siempre me tiran mas mis peces DTD en uno de los cambios me puse un modelo que ya me a dado bastantes alegrias. Y llegó el momento esperado. Noto una picada, le tiro y como si nada. Dejo quieta la caña y empiezo a notar tension, más tensión y le zumbo…. Aquello fue descomunal. Pegó tal arreón el calamar para, a continuación sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, bajar hasta el fondo a velocidad de vértigo como si de un mísil se tratara. El calamar capturado dió mucha guerra y la caña me la puso bien al temple. Cómo no, gracias a mi compañero de pesca Fernando porque sin su ayuda como ganchero lo hubiera tenido muy complicado para ponerlo en seco. Muchas gracias, compañero, por salabrarlo y por inmortalizarme en esta preciosa imagen de mi récord personal en pesca eging. La bestia pesó 1,677 kg., un señor calamar.
*Desde Formulapesca agradecemos a José Madrid Squid la publicación del artículo y la cesión de la imagen.